Después de darle vueltas decido que lo más fácil es empezar haciendo una tarjeta, cómo ya tengo la base, una cartulina en beige, es sólo decorarla. Y la verdad es que no me resultó muy difícil.
Aprovechando que se acercaba San Valentín dediqué la tarjeta al amor (en mi caso eso es igual que dedicárselo a Paco) y utilicé dos cosas muy importantes: imaginación y millones de fotos que hay en internet. Bueno, a parte también usé unos papeles que me había regalado mi hermana de Ikea y otros que venían en mi maletín de scrapbook.
Así quedó la postal, con sobre para guardarla y todo.
El resultado gustó mucho y a mi me animó a seguir investigando y probando nuevas técnicas. Si tiempo tengo...con la de meses que quedan para el siguiente San Valentín.